No sé cómo, ni cuándo, ni por qué apareciste en mi vida.
Pero, ahora que estás aquí, conmigo, no te vayas por favor.
Acompáñame un rato más, no te vayas.
Quédate una hora o todo el día; quédate una noche o toda la vida, pero quédate.
Quédate y caminaremos juntos.
Quédate y verás cómo es más corta la tarde cuando tú me miras, cómo se inunda de dicha la atmósfera, sólo gracias a tu compañía.
No te vayas que mis brazos anhelan ser tu casa, mi pecho, tu almohada.
No te vayas, porque solamente tu boca puede saciar mi sed de amor, porque tu voz es mi paz.
Quédate que ahora mi felicidad se ha vuelto mirarte y sentirte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario