Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

¿Y si te abrazo?

Ven, hablame de ti, de tus miedos, de tus defectos, de todo aquello que no te deja avanzar y que te abruma el alma. Vamos por ahí a cualquier lugar que quiero escucharte, quiero abrazar tus heridas, sentarme a tu lado y llorar contigo si es necesario. Quiero tocar tu alma y amar tus demonios; besar tu tristeza, tu desastre y quedarme a tu lado hasta que pase la tormenta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario