Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Escondidos del mundo

Un abrazo es más abrazo si la piel se eriza, si descansan suspiros en la misma almohada. Querer es tocar las ganas de un beso y una caricia con la excusa de una mirada, temblar de ganas, de mariposas en el estómago pidiendo paso hacia mariana. 

Aquí en esta cama crece el sexo del calor de un te espero, tu sonrisa atonta a la mía. Con las piernas entrelazadas se aplauden los cuerpos. 

Hoy no hará falta decir ni una sola palabra. No me va a salir un te quiero de la boca, porque voy a sudar tu nombre mientras te quieras quedar aquí, escondida conmigo, desnudos. 

Debajo de las sábanas.

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