Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Donde

Donde los ojos se cierran; donde el tiempo
hace resonar la caracola del silencio;
Donde el claro desmayo se disuelve
en el aroma de los nardos y del sexo; 
Donde los miembros son lazos, y las bocas
no respiran, jadean violentas;
Donde los dedos trazan nuevas órbitas
por el espacio de los cuerpos y los astros;
Donde la breve agonía; donde en la piel
se confunde el sudor; donde el amor.

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