Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Lluvia y esperanza

Esta tarde lueve, pero a diferencia de otras veces, ya no llueven tus recuerdos, he decidido salir a disfrutar de la lluvia, me siento tan libre, me he liberado de algo que me mantenía cautivo día y noche, no sé si eran tus sombras o mis miedos, no sé si eran tus besos que se negaban a marcharse o mis demonios que me impedían superarte. Esta tarde sonrío como niño, por fin puedo contemplar una vez más el cielo, ver caer la tarde entre risas, entre el canto de las aves que bailan y cantan mientras se oyen los ecos de su felicidad en las gotas de las hojas en los árboles. 

Por fin puedo llamarte por tu nombre, por fin puedo hablar sin ocultar ningún dolor, ya no me pesa tu presencia en mí, ya no le lloro a la rosa que no quiso florecer en primavera, ahora sé que amo la lluvia, comprendo que es mejor si uno brinca en pequeños charcos mientras se empapa de alegría, sí, así es, ahora puedo decir que amo el clima lluvioso porque en ella se humedecen mis recuerdos y se limpian con el cielo para mostrar nuevos campos, más claros y más brillantes, con nuevas ilusiones y esperanzas llenos de magia. 

Esta tarde llueve alegría, llueve amor. Llueve como nunca, y la disfruto como solo lo hacen las almas enteras, sin remordimientos, sin odio ni rencores, caminar tranquilamente y ligeramente, nada mejor que ver lo bello de la vida a través de nuestra esencia. 

Esta tarde llueve y bajo la lluvia se asoma una hermosa oportunidad de volver amar. 

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