Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Tocamos el cielo

No sé qué somos tú y yo, pero hay
algo que nos mantiene siempre
al borde de la locura; de día
sonriendo como dos tontos
por todo y por nada, y de noche
ardiendo tanto como el infierno.

Y no es una confesión, pero me
encantas, y no es una advertencia,
pero contigo tengo ganas de todo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario