Ahora que no estás, el silencio se ha vuelto mi compañero. Las palabras ya no fluyen con facilidad como solían hacerlo cuando estabas aquí. Me siento perdido, como si algo esencial hubiera sido arrancado de mi vida.
Recuerdo el sonido de tu risa, la forma en que tus ojos brillaban cuando te emocionabas por algo.
Recuerdo las tardes que pasábamos juntos, charlando sin rumbo fijo, disfrutando de la compañía del otro.
Pero ahora todo eso se ha ido. El silencio es todo lo que queda. Me pregunto si alguna vez volverás, si alguna vez volveremos a hablar como solíamos hacerlo. Me pregunto si algún día podré volver a escuchar tu risa y ver tus ojos brillar de nuevo.
Mientras tanto, me queda el consuelo de los recuerdos. Me aferro a ellos como a un salvavidas en un mar de incertidumbre. Espero que algún día puedas regresar y que podamos continuar donde lo dejamos, sin importar cuánto tiempo haya pasado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario