Hay amores que pudieron haber sido, y que se quedaron en el cajón del "qué hubiera pasado si". Amores que eran sinceros, llenos de intensidad y sentimiento, pero que nunca fueron llevados al siguiente nivel por falta de coraje.
Es difícil aceptar que algo tan grande y significativo como el amor pueda ser detenido por el miedo y la inseguridad. Pero la verdad es que sucede más a menudo de lo que nos gustaría admitir.
Esos amores perdidos, los que pudieron ser pero nunca serán, son un recordatorio constante de la importancia de arriesgarse. Dejar de lado nuestras dudas y miedos, y tomar una oportunidad para expresar esos sentimientos que nos queman por dentro.
Porque al final del día, la vida es demasiado corta para quedarnos con la pregunta de “qué hubiera pasado si". La Unica forma de saber si algo hubiera funcionado es intentarlo, sin importar cuan incierto pueda parecer el resultado.
Asi que para todos aquellos amores que nunca florecieron, siempre estarán en nuestra memoria como un recordatorio de que el coraje es vital cuando se trata del corazón. Siempre vale la pena intentarlo. Nunca sabes lo que podrías perder si no lo haces.
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