Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

SIEMPRE YO TE AMÉ MÁS

Mi amor se destacaba como un faro en la oscuridad de la noche mientras el sol se ponía en las sombras del atardecer. Siempre fui yo quien más te amó, quien libre y sin reservas te entregó mi alma entre los suspiros y los sueños.

Las noches se convirtieron en testigos silenciosos de cómo me sentía y de cada latido que coincidía con el latido de tu nombre. Estaba buscando tu mirada y tu cooperación mientras mis ojos se perdían en la inmensidad del universo. Sin embargo, me di cuenta de que algo había cambiado en el vacío de tu silencio.

Nuestra historia se desvaneció con el tiempo, como las hojas otoñales. Las palabras de despedida fueron susurradas por el viento, cada una perforando mi piel como las espinas de rosas marchitas. Tomaste la decisión de irte y huir de mis brazos cuando el destino trazó un camino incierto.

Mi corazón, ese amigo devoto, se convirtió en un océano de añoranza y un río de lágrimas. Sin ti, los días se alargaban como elásticos y las horas parecían interminables. Sin embargo, al final quedó demostrado que yo era quien más te amaba, a pesar del dolor.

Cada recuerdo cristalizó en mi cabeza, y cada toque dejó una marca en mi cuerpo. Me aferré a la esperanza de que tal vez el destino nos volvería a unir, como las olas que llegan a la orilla. Pero sabía que el juego era decisión tuya, y no podía hacer nada más que aceptarlo.

Lo que una vez fue misterioso ahora es claro para mí en la paz de la distancia. Quizás tu amor no fue tan intenso como el mío. A pesar de lo doloroso que es para mí aceptarlo, puedo consolarme con el hecho de que siempre has tenido el espacio más sagrado en mi corazón, y que todavía lo tienes.

Entonces, aunque las estaciones cambien y la vida continúe, tengo el conocimiento de que he amado profundamente y durante mucho tiempo. Porque finalmente se reveló que siempre te amé más y que fuiste tú quien tomó la decisión de irme, continuaré mi viaje en busca del amor que mi alma merece con la frente en alto.

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