Todavía hay gente que es magia, que es lo que muestra, que no se vende, que no especula, que simplemente da. Que la mirás a los ojos, le ves el alma y te tirás de cabeza, porque sabés de verdad que podés confiarles la vida.
Todavía existe gente a la que no le interesa joder a nadie, ni herir, ni controlar, ni reprochar.
Todavía existe gente que te hace estar agradecido con la vida por tener esa fortuna de cruzarla, que se quiera quedar, que te recuerde que la magia existe, y que, posta, como diría Tolkien: “No todo el oro reluce, ni toda la gente errante anda perdida”.
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