Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

APRENDÍ

Me sentí mal porque me di cuenta que a pesar de haberle entregado lo mejor de mí, esa persona nunca valoró todo lo que hice por ella. 

Hasta que al final lo comprendí, me di cuenta que si esa persona no sabe valorar ni apreciar mis buenas acciones no es mi culpa, no puedo hacerme responsable de lo que hagan los demás, no puedo insistirle a alguien que me de algo que no le nace... Por eso es que aprendí a irme con la conciencia tranquila, porque en todo momento demostré mis sentimientos de corazón y de forma sincera, me preocupé por esa persona, estuve en sus malos momentos y eso para mí es lo más importante, saber que demostré interés y me esforcé para hacer las cosas lo mejor posible es lo que hace que mi mente esté tranquila. 

Decidí alejarme y empecé a mirar por mí porque ese sitio no me hacía bien, no voy a perderme por una persona que no me demuestra reciprocidad, no voy a quedarme donde no me siento bien conmigo ni soy feliz, no quiero tener a mi lado a una persona que solo me demuestra indiferencia y desinterés. 

La vida me enseñó que a veces da igual todo lo bueno que haga, nunca será suficiente para quien no sabe cuidar lo que tiene a su lado. Aprendí que no debo sentirme insuficiente y que cuidar mi amor propio es muy importante para no aferrarme a lo que no me hace bien, para ver lo que verdaderamente merezco y alejarme cuando sea necesario de aquellos lugares o personas que no sumen a mi vida.

1 comentario: