No sé si hay o habrá una masa de agua
en la que quepa mi costado,
o una voz por la que pase mi nombre y no deje escombros.
Sé que hay un cuerpo.
Uno que contiene mis heridas
y hasta las mezcla con su sangre,
Sé que hay un cuerpo en el que soy suficiente,
No es una barrera.
El sol me traspasa,
oigo el mar,
veo estrellas
escribo planetas...
Es un cuerpo donde mi cuerpo es un viaje:
de imágenes completas,
de fotogramas exactos
de lo que la naturaleza llama vida,
Hay un cuerpo que es un campo de orquídeas,
un jardín de bestias mágicas,
un mar de ciudades encantadas
el espacio donde mis manos y pies son más que puntos
marginales de la anatomía,
más que posibles fuentes si se juntan,
más que posibles huellas de ese camino que espera.
Eres el cuerpo que me sabe
al pie de la letra.
Cuerpo de extratierra. Cuerpo en su máxima expresión.
Donde el misterio se pronuncia con luz
y la noche es un animal que cede
sin lastimarse las rodillas.
Eres el cuerpo donde mi nombre es una materia delicada
y la consonante vibrante que lo forma está siempre en paz
con la lengua;
el momento no tiembla cuando me pronuncias
Eres el cuerpo que no es más que un cuerpo,
y que por no serlo más lo ocupa todo.
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