Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Y AHORA TE VAS

Y ahora te vas, como si este futuro no hubiese sido nuestro. Dejas sin vida aquel paseo de cipreses, que se convertirá en un camino mortuorio, seco desde que el otoño se robó el color de las calles. Te vas callada, como una sombra que abandona portales, que roba suspiros al paso, que roza el recuerdo y destruye vidas, acariciando a golpes de nostalgia. Eso es lo peor porque te vas a medias: de mi lado pero no de mi mente; de mi futuro pero no del pasado, que es de donde te rescataré en cada recuerdo, alargando el peso de una tristeza que se hace más grande con cada día que faltas. Pero nadie podrá quitarme el placer de la primera vez que te vi, que sonreíste, que te quise. Nadie podrá negarme la vivencia del primer acercamiento, el primer ímpetu, los primeros nervios, el constante sentimiento hondo en el pecho que nacía antes de besarte, y que se llenaba con cada beso para volver a vaciarse luego, porque hubo vacíos que sólo podía lenar con tu boca.

Nadie podrá negar que fui feliz algún día, aunque esos días ya no existan. Porque te vas y por mucho que me duela, he de aceptar que hay derrotas que son inevitables, victorias que parecen seguras hasta que un adiós nos recuerda que nadie, por muy fuerte que parezca, está listo para las despedidas.