Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

UN GESTO

Cada noche,
justo antes de dormirse,
su mano busca la de ella bajo las sábanas,
-suavemente-unos segundos.
y la aprieta.

Es un gesto
que ha adquirido estos últimos meses,
y al que prefiere no dar
mucha importancia.

Pero sabe que la tiene.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario