Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

DESTINADOS A QUERERSE

-¿Me hubieses querido en otra vida? --preguntó ella.
Él la miró, cavilando, y luego dirigió la vista al mar que tenían frente a ellos.
-Ya me ha costado tanto encontrarte en esta, como para imaginar una vida en la que no existas. Pero, si hubiese otra vida, por supuesto que te hubiese querido, aunque las cosas no fuesen como ahora.
-¿Qué tan diferente crees que hubiera sido?
Él se encogió de hombros.
-Probablemente y, para empezar, yo no hubiera sido escritor, sino dibujante. En esa otra vida quizá no hubiese abandonado mi primera pasión.
-No hubieses publicado libros, sino 
-Historietas, o a lo mejor una serie animada. Siempre soñié con eso cuando era niño.
-¿Por qué lo dejaste?
-Me encontré con la escritura.
-Cambiaste un arte por otro
-Un amor por otro amor.
-:Y te arrepientes?
--En absoluto. He logrado más con la escritura de lo que hubiera logrado con el dibujo
Ella asintió. Su cabello ondeaba con la brisa marina. Recostados sobre la balaustrada del balneario, ambos asistian a un atardecer que pintaba el cielo de un naranja profundo con pinceladas violetas
-¿Y en cuanto a nosotros?
-Tal vez no te hubiera conocido en aquel café. Tal vez no hubiese sido tan valiente para acercarme a ti, hablarte y...
-:Pedirme mi número?
Él sonrió, recordando aquel día en que, por una vez en la vida, le salió bien haberse arriesgado.
-Sí.
-Si no lo hubieras hecho, no estaramos aquí, luego de tanto tiempo.
-A lo mejor te hubiese conocido de otro modo. Siempre he pensado que los eventos que ocurren er nuestra vida son inescapables Y están destinados a Ilevarse a cabo, de una forma u otra. En el gran flujo de la existencia, somos simples peones comodines. Si no era aquel día, en aquel lugar, o de aquella forma, yo te hubiera conocido de todos modos. Estábamos destinados a suceder.
-Eso suena bonito --respondió ella-. Me gusta cómo hablas. Sí que tomaste una buena decisión al convertirte en escritor.

Él la abrazó y le dio un beso en la frente
-También sé que, aunque yo no hubiese sido escritor, tú igual hubieras sido mi musa. En lugar de poemas, te habría convertido en pintura, trazos, líneas y sombras. Te habría convertido en mi lienzo favorito.
-Y yo estaría igualmente encantada
-Eso también hubiese sido inevitable -convino él, guiñándole un ojo.

Ambos se sonrieron y acercaron sus rostros para fundirse en un beso frente a aquel atardecer de verano. Y tuvieron la profunda certeza de que, en esta o en otra vida, los caminos que hubieran elegido los habrían conducido a los brazos del otro. Esa era otra forma de sentirse como en casa: saber que, en el gran cálculo de los acontecimientos, estaban destinados a quererse.

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