¿Seguirás suspirando
al ver la luna
esconderse con humo
de misterio
en las espesas noches
de neblina,
evocando mis ojos desde el cielo?
¿Seguirás escuchando
mis palabras
como lanzas que surcan
tu silencio
susurrarte canciones
al oído,
erizando la piel de tus recuerdos?
¿Seguirás balbuceando
en la morada
donde tu cuerpo entregas
a otro dueño
los gemidos prohibidos
de mi nombre,
rebuscando mis vellos
con tus dedos?
¡Seguirás una vez más!
Tras la faena,
soñando al desplomarte
sobre el lecho
que despiertas junto a mi...
¡Nunca te atrevas!
¡No volverás a despreciarme
ni en tus sueños!
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