Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

EL CAFÉ

En la taza de tus labios, el café se desborda,
Haré extender mi lengua, para saborearlo en olas.
Cada sorbo una caricia, en cada beso que acalla,
El aroma me embriaga, despertando sentidos y ansias que estallan.
Café negro como la noche, tu sabor me envuelve,
Despierta cada poro de mi piel, dulce deleite se revela.
El calor que emana de tus entrañas ardientes,
Me envuelve en un éxtasis, placer eterno y persistente.
Así es el café, un placer exquisito y sensual,
Que me sumerge en un mundo infernal.
En cada sorbo, en cada trago,
Siento cómo el placer se eleva y me arrastra en un juego de fuego y relámpago.

En la taza de tus labios, el café se desborda,
El líquido negro se expande y me aborda.
En cada beso, en cada caricia,
El café se convierte en mi adicción más propicia.
Así que levanto mi taza, brindo por ti y por mi adicción,
Por ese café que me conduce a una dulce perdición.
En cada gota, en cada sabor, en cada momento,
El café en tus labios se vuelve mi eterno aliento.

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