Hace sesenta y nueve años , o tal vez mil, que el amor no mata a nadie. Y aquí estamos nosotros, amenazándolo de muerte con balas en los labios. Con silencios en la boca por temor a la derrota. Hibernando en lo que sentimos como si se nos hubiese acabado la vida, o mucho peor, el amor. Y lo negamos porque sí. Idealizándolo, usándolo, rompiéndonos. Y aunque crea que amar es una locura imperfecta, yo muero por querer(te)... y mientras tanto vivo sin más...
que bello
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