Escribir un cuento es mucho más que relatar una historia breve; es un ejercicio de precisión, ritmo y profundidad. Entre los grandes maestros del género, Julio Cortázar destacó por su capacidad de transformar lo cotidiano en lo fantástico, de jugar con el lenguaje y de desafiar las estructuras narrativas convencionales. Sus cuentos no solo impactan por lo que cuentan, sino por cómo lo cuentan.
Consciente de la dificultad y la exigencia que implica escribir un buen relato, Cortázar elaboró su propio "Decálogo para escribir un cuento", donde compartió sus ideas sobre la naturaleza de la narrativa breve y el trabajo del escritor. Más que una simple lista de consejos, su decálogo es una invitación a reflexionar sobre la literatura como un arte vivo, donde la pasión y la técnica deben ir de la mano.
Si alguna vez te has preguntado qué hace que un cuento sea verdaderamente memorable, acompáñame a descubrir las reglas y principios de uno de los más grandes narradores del siglo XX. Aquí te las dejo:
1. No existen leyes para escribir un cuento, a lo sumo puntos de vista.
2. El cuento es una síntesis centrada en lo significativo de una historia.
3. La novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out.
4. En el cuento no existen personajes ni temas buenos o malos, existen buenos o malos tratamientos.
5. Un buen cuento nace de la significación, intensidad y tensión con que es escrito; del buen manejo de estos tres aspectos.
6. El cuento es una forma cerrada, un mundo propio, una esfericidad.
7. El cuento debe tener vida más allá de su creador.
8. El narrador de un cuento no debe dejar a los personajes al margen de la narración.
9. Lo fantástico en el cuento se crea con la alteración momentánea de lo normal, no con el uso excesivo de lo fantástico.
10. Para escribir buenos cuentos es necesario el oficio del escritor.
“…ese oficio consiste, entre muchas otras cosas, en lograr ese clima propio de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver a conectarlo con sus circunstancias de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. Y la única forma en que puede conseguirse este secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión… tanto la intensidad de la acción como la tensión interna del relato son el producto de lo que antes llamé el oficio de escritor”. (Algunos aspectos del cuento).
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