Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

TE VOY A HACER EL AMOR...

Le dije: Te voy a hacer el amor... Pero no como imaginas. No con prisa, no solo con gestos del cuerpo, sino con detalles del alma. Te serví tu vino favorito, y puse esa música que te relaja el corazón. Llené la bañera con el agua a tu temperatura exacta, porque conozco tus preferencias como si fueran parte de mí. Fui quitándote el cansancio, no la ropa. Y con cada movimiento, quise aliviarte los días difíciles. Lavé tu cabello como si acariciara tus pensamientos. tu espalda como si borrara las cargas del mundo, y tus pies... para que recordaran que ya no caminas sola. Te envolví en una toalla tibia y te llevé a la cama, donde el descanso te esperaba con la misma ternura que yo. Mientras secaba tu cabello, también intentaba secar tus dudas, esas que el corazón guarda en silencio. Te acostaste boca abajo, y mis manos, sin decir palabra hablaron por mí. Solo el sonido de tu respiración llenaba la habitación, y fue lo más hermoso que pude escuchar. No sé cuándo te dormiste... pero cuando despertaste entre mis brazos, te susurré:
'Existen muchas maneras de hacer el amor... y todas empiezan por amarte bien". Respiraste profundo, me miraste como si el mundo fuera solo este instante. Y entonces, sí, nos amamos, no como lo dicta la urgencia, sino como lo enseña el alma: con paciencia, con verdad, con entrega. Porque contigo entendí que amar no siempre es fisico... a veces es preparar tu café como te gusta, es cubrirte mientras duermes, es escucharte sin juzgar, es estar en silencio y aun así, decirlo todo. ¿Flores? Nunca te regalé ramos... Pero si alguna vez dudaste de lo que es la primavera mírame: desde que llegaste, mi corazón florece todos los días.

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