En el silencio profundo de la noche, cuando el mundo se desvanece y solo queda el susurro del viento, tus labios encuentran los míos. Es un instante suspendido en el tiempo, un universo donde el pulso se detiene y el alma se desnuda. Tus labios en los míos son la promesa silenciosa de un lenguaje que no necesita palabras, un fuego que arde sin quemar, un mar sereno que me envuelve y me libera.
Cada roce es un verso que se escribe en la piel, una melodía suave que despierta los sentidos dormidos. En ese contacto, el mundo se vuelve pequeño, y solo existimos tú y yo, entrelazados en la eternidad de un beso que es más que un beso: es un pacto de amor, un refugio donde el tiempo se olvida y la vida se siente plena.
Tus labios en los míos son la llave que abre las puertas del deseo, el eco dulce de un sueño compartido, la caricia que calma y enciende a la vez. En ellos encuentro el hogar, el comienzo y el final, la verdad desnuda que solo el amor puede revelar.
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