Hoy elijo Abrazar el Presente.
No porque todo esté en calma, ni porque la vida sea perfecta… sino porque sigo de pie. Porque, a pesar de los tropiezos, aún camino. Porque mis ojos todavía se asombran con los colores del día, porque mi alma no ha dejado de sentir.
Agradezco el aire que llena mis pulmones, los instantes que me enseñan sin palabras, las personas que cruzan mi camino con amor, las sonrisas que aparecen cuando menos las espero. Agradezco el silencio que me escucha, el tiempo que me permite sanar, y cada amanecer que me recuerda que aún hay oportunidad.
Sé que no tengo todas las respuestas. Que hay sueños que todavía duelen de tanto esperar, y metas que parecen lejanas. Pero también sé que estoy construyéndome. Que cada paso, por pequeño que sea, me acerca a lo que deseo ser.
No estoy donde pensé que estaría, pero he aprendido a honrar el lugar donde estoy. Porque estar aquí, hoy, ya es un logro. Ya es suficiente para agradecer.
Porque la gratitud no depende de tener mucho, sino de reconocer lo inmenso en lo cotidiano. El milagro de sentir, de intentar, de caer y volver a empezar con el corazón en alto.
Hoy agradezco. Porque, aunque el camino no sea perfecto, llevo dentro lo esencial: conciencia, fe y un alma que no se rinde. Y con eso, lo demás… llega.
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