Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

USTED, SEÑORA MÍA

Usted, señora mía,
es la poesía que no rima
pero vibra,
es la estrofa que susurra
en la penumbra de mis noches.

Es el verso extendido
que lleva mi nombre allí escondido,
escrito no con tinta,
sino con la dulzura de su piel
y el calor de su mirada.

Usted es mi eterna fantasía,
pero también mi calma,
la música suave
que me arrulla en su regazo
y me enciende sin prisa.

No es solo cuerpo,
es ternura que abraza,
es el suspiro que me rompe
cuando su boca roza la mía
en ese beso que no tiene fin.

Usted, señora mía,
es mi musa y mi refugio,
la que me invita a pecar despacio,
a arder de manera infinita
y a quedarme, después,
en la paz de su abrazo.

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