Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

SU CAFÉ...

Su café...
su ternura...
su tinta, señora
me marca como si fuera suyo

Cada palabra suya me nombra,
cada gesto me escribe,
cada silencio suyo me firma el alma.

Y yo que ya soy verso
solo me dejo llevar
por la calidez de su aroma,
por el arte de su voz,
por la tinta que me reclama
como propiedad del corazón.

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