Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

La princesa no sabe

La princesa no sabe las tribulaciones del caballero, sus problemas, su salud, ni de sus heridas físicas por querer estar en buena condición cuando se encuentren nuevamente, porque él desea poder estar juntos, es solo que en este tiempo, serios problemas le rodean, lo acosan, llegaron súbitamente y él con ese afán de proteger a los suyos, de proteger a los que considera vulnerables, no ha tenido tiempo para hacerle saber a su ángel que nunca sale de su pensamiento, que ella vive en él.

El caballero es el responsable del enojo de su ángel, pues siempre la acostumbró a acudir inmediatamente a su llamado, pero hoy en día hay nubes grises en el cielo del caballero, ella solo piensa en ella, olvidándose que fue su propia decisión alejarse de quien le profesa el más profundo amor, un amor infinito.

No hagas rabietas princesa mía, sabes bien que nunca te abandonaré, es mi más sincero sentimiento estar contigo a pesar de tus cambios constantes de humor y de pensamientos, tu sabes bien que vives en mí, que no me importan la distancia, el tiempo, ni tu silencio, que no me importa que me das y luego me quitas, aprendí a amar a tus espinas que en ocasiones se clavan profundamente en mi ser, sin misericordia, cruelmente y sin el menor respeto al amor que te profeso.

Busco constante la manera de acercarte, ya que cuando yo intenté acercarme me rechazaste, pero no pierdo la esperanza de tenerte en mis brazos y que me enredes en los tuyos como solo tú sabes hacerlo.

Te he dejado en prenda, mi corazón, mi alma, mi ser entero, hasta mi vida, te he dado todo lo que soy voluntariamente porque ese es mi deseo, ese es el sentimiento que me acerca a tí, porque hago caso a lo que me dicta el corazón, que tú posees, por muy lejos que desees irte.

No ando de cacería en busca de un amor porque no lo necesito, lo encontré contigo. Soy ciego, sordo y mudo a los avances de otros seres, sean aldeanas, hadas, ninfas, princesas o cualquier otro ser que tu imagines.

Se que tu desconfianza es grande, porque así se te enseñó, porque en la vida te han engañado, mentido y traicionado, pero yo no soy así, no lo he hecho ni lo haré contigo, eso bien que lo sabes, a pesar de tus dudas.

Llegaron tiempos difíciles, que debo sortear y superar, me llené de actividades, muchas de ellas innecesarias, hoy padezco las consecuencias de mi mala decisión, no lo hice para olvidarte, sino para no pensar en la tristeza que me causa tu lejanía, pero no dió resultado, porque ni un solo instante he dejado de pensarte, de sentirte en mí.  

Queriendo estar en forma para tí, he lastimado mi cuerpo, viejas heridas han vuelto y enfermadades terminales han ensombrecido a mi familia e incluso a mis amigos.

No sabes en este tiempo que he estado sin ti, cuanta falta me has hecho, para reír, suspirar, para mantener viva la ilusión de volver a vernos.

Me duele verte triste y encerrada en el Bosque de la Melancolía sin poder hacer nada para rescatarte, no es tu lugar, te has rodeado de seres oscuros que no necesitas, olvidaste desplegar tus alas de ángel para salir de ahí y no me permites rescarte, porque sé que puedo hacerlo, pero tu intemperencia es más grande que tu razón, que es mucho decir.

Alguna vez te pregunté si estarías mejor sin mí, dijiste que solo sería un tiempo, que el tiempo lo arreglaría, ambos sabemos que el tiempo no te aliviará, reconócelo. 

Cuando te despediste dijiste que volverías al pasar tu tristeza, esta aun no ha pasado y lamentablemente es el único acuerdo que no has roto... el de alejarte.

Pero siento, pienso, hablo y actúo siempre de la misma manera, soy leal a mí mismo, soy congruente y tratándose de ti nunca mi sentimiento ha sido más puro y más sincero.

Deja ya de pensar en finales infelices, hemos construído desde la realidad, un mundo de fantasía que solo es tuyo y mío, para después convertirlo en nuestra realidad, una feliz historia sin final.

Despierto por las noches justo cuando pasa algo por tu mente o tus sentimientos, hay una fuerza que nos une que va más allá de nosotros mismos. Se llama amor verdadero, ese que nunca acaba, que es único, excelso y divino.

Basta ya de desconfianza y rinde tus defensas, no tienes nada de que protegerte de mí, que soy tu campeador, que vivo para tí y el tiempo me sigue dando la razón.

Abandona la oscuridad donde tú misma te has metido, desconozco la causa, e imagino miles de problemas en el palacio real, donde las presiones deben ser muy fuertes.

Acércate a mi puerta, entra sin anunciarte para descubrir que te recibiré como siempre te lo dije; "con los brazos abiertos, el corazón en la mano y una sonrisa de bienvenida", así como te lo repetí en aquella terraza a orillas del mar, en el mismo lugar donde me dijiste "Tú y yo somos uno", porque creo en tí y en la sinceridad de tus palabras.

Has hecho lo imposible por romper ese hilo rojo que ata a los seres que están hechos el uno para el otro, eso también me lo escribiste "Estamos hechos el uno para el otro" y creo ferviertemente en ello. Has tensado el hilo rojo solo para comprobar que no se rompe a pesar de ti misma.   

También has logrado abrir una pequeña puerta en dónde podemos comunicarnos, pero mi silencio te ha provocado desconfianza sin siquiera imaginar que tribulaciones tengo.

Deja a un lado tu egoísmo y tu desconfianza, sé mi princesa y escribamos, a pesar del tiempo y la distancia una historia feliz... sin final.

Creo en tí y en la fuerza que nos une.

Sinceramente TUYO, el Caballero de la Rosa. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

hermoso