Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

POR INSTRUCCIONES DEL CABALLERO

La noche iluminada por una luna casi llena, la princesa como de costumbre se dirigía al bosque de la melancolía, a veces la profundidad de su propia mente la traga y queda vagando en un universo que apenas logra comprender,  ¿comprender?.  Al pretender cruzar “los Montes de la Soledad, lugar lleno de riscos escarpados, peligrosos y secos,” no pudo, por más que lo intentaba y  a pesar de saberse el camino de memoria por haberlo recorrido incontables veces… Pero obstaculizaba su paso un hilera de bestias; los dragones que antes atacaban a su castillo. 

Un momento – replicó Protección – que era el rey de los dragones y resguardaba las rocas del monte,  no le está permitido pasar, ni permanecer por aquí Princesa.  Ahora  los Montes de la Soledad son el lugar de entrenamiento para formar nuevos Caballeros Guerreros y no tenemos tiempo para contender con princesas.

No es mi intención causar problemas – dijo la Princesa– pero si tú  confías en mis habilidades creo que puedo pasar sola sin la ayuda de ustedes.  Te propongo un trato…
No insista Princesa – replicó el Dragón – Usted sólo estorbaría y además no pretendo ofenderla, pero usted no podrá escapar a mi vigilancia. Con ahínco, por la fuerza si fuese necesario sin causarle daño, cumpliré la palabra prometida y debe regresar. 

La Princesa le preguntó: Su reacción ha sido muy extraña. Me ha dejado con una sensación muy rara que no sé cómo expresar...  ¿Por qué después de haberme dejado pasar y en ocasiones hasta ustedes me ayudaban, ahora no me lo permiten?  

—Dijo el dragón—, sólo tú has decidido convertirte en lo que ahora eres, tu forma no refleja nada de lo que hay dentro de ti.  Aunque veo por tus ojos, que son más expresivos y dejan ver más allá que los ojos de cualquiera de tu raza… Que tu alma es noble, que tu corazón le pertenece a un Caballero y que a pesar de saber cuál es el Don, insistes en cruzar los montes de la soledad para internarte en  el bosque de la melancolía, lugar que está corrompido por males, que muchas veces te suelen afectar.

Además, El Caballero de la Rosa está muy inquieto por ti, dice que:
El Bosque de la Melancolía es frecuentemente visitado por personas con profunda tristeza, pero si se pasa mucho tiempo en este, sin darse cuenta se adentran en sus profundidades hasta que le devora, el corazón, el alma y la vida”  y nos ha encomendado la tarea de cuidar que nadie se acerque, “especialmente su amada princesa.”

Esa noche la Princesa lucía radiante con un vestido de seda y sus largos cabellos negros brillantes aún más brillantes en el que se reflejaban destellos de la luna que alumbraba el firmamento… que perfección. No recuerdo haber visto a una mujer más bella -pensaba el dragón- sobre todo su interior, tal como lo vocifera el Caballero.
La princesa regresa a su castillo y no reprochó la decisión del Caballero de la Rosa, simplemente aceptó porque sabe que él le ha dado "en prenda su alma, su corazón, su ser entero"… cree en él y en la fuerza que los une.

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