De qué sirven mis palabras si no estás para escucharlas y mis letras que se pierden en el silencio de la noche, cuando en vano te buscan y te escondes.
De que sirve el corazón sin el tuyo que lo abrigue, de que sirve el alma sin la tuya para unirse.
De que sirve mi insomnio sin tus brazos y mi mirada sin el reflejo de tus ojos.
De que sirven mis caricias sin tu cuerpo y de que sirven mis besos sin tus labios.
De que sirve inventar poesía si no acudes al llamado y de que sirve la música si no te inspira.
Solo me sirven de consuelo porque aunque no estés aquí y te niegues a mi amor, estás... siempre estás.
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