Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Sosiego

Como un ave de paso
te gano en ansia loca,
vagabundeando lento
en la isla de tu infierno.
Humedeciendo de sabor,
con boca y manos sabias,
los bordes de la hondura,
que, indócil, se revoluciona
en tormentas afectuosas
atrapando con nectarina
cadencia de suave cristal.
Y allí quedo, sin despertar,
perpetuo preso de esa flor
en la que anido en sosiego.

No hay comentarios.: