Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Después de un año

Tiene la cualidad de convertirse en diferentes seres; ángel, mujer, rosa, princesa -la más desfavorable para mi- y bruja -cuando me riñe-. A todas las amo, a las dos últimas un poco menos pero aun así mi amor por cada una de ellas es inconmensurable, pues es la misma con diferentea cualidades y no tiene personalidades múltiples, solo es que le gusta transformarse para mi.

En ella todo es magia, me encanta aunque a veces me desespera, intenté odiarla y fracasé, olvidarla y no pude o no quise, vaya usted a saber. Así que decidí seguir amándola devotamente, fervientemente, es tan fácil hacerlo.

Regresó como mujer por la ventanita en donde me conquistó como ángel hace algunos años. Llegó con cautela, buscó y encontró la fecha adecuada, puedo decir que con premeditación, alevosía y ventaja. No pudo escoger un día mejor para volver. Me lleno de inmensa e inenarrable dicha.

El único error que cometió fue no haberlo hecho antes, igualmente sería bien recibida; con los brazos abiertos, mi corazón en la mano y con una sonrisa de bienvenida.

Lo importante es que volvió y ambos quedamos sorprendidos de que nada había cambiado, los sentimientos no sólo eran los mismos sino que estaban a flor de piel buscando el momento oportuno para manifestarse.

Es verdad que existe un hilo rojo, el nuestro es verdaderamente fuerte y resistente, sobre todo a sus jaleos, que no son pocos.

Hablamos  cono si nunca hubiera pasado el tiempo, gozábamos de saber uno del otro, nada podía ser mejor, el amor se hacía más intenso en cada instante.

Ya no tiene dudas, yo nunca las tuve, la amo sin razones, ni motivos, porque lo único que puedo sentir por ella; es amor. Lo digo sin vergüenza y con certeza, no importa que haya desaparecido y vuelva después de un año.

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