Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

La nueva cabaña

Cuando él trabaja y ella llega todo está bien, al principio lo besa y se siente en un tronco para verlo trabajar... pero no dura mucho tiempo así, lo interrumpe, lo distrae pero a él no le molesta, es más lo espera anhelante.

Ella se acerca, le susurra al oído, lo abraza, lo acaricia, lo besa, de a poquito, a ratitos, hasta que lo aleja definitivamente de lo que está haciendo para brindarle toda su atención a ella, dejando para después la faena en la que se encontraba involucrado.

Lo anterior es el principal motivo de que la nueva cabaña del caballero no estuviera terminada y que tardara tanto tiempo en iniciar su labor, ella constante y amorosamente lo distraía, además le cambió a Corcel quien siempre lo ayudaba, el único caballo que le sobrevivió primero a la guerra contra los dragones y después contra los ogros. Extrañaba a Corcel.

Llegó un día en que ella no apareció, sus reales ocupaciones la mantuvieron aleja del Bosque Encantado, este tiempo fue aprovechado por el campeador para dedicarse el día entero a construir la cabaña para él y su princesa, sin olvidar dejar una tina en el exterior y otra al interior, con el propósito de complacer a su demandante amor. También la construyó al lado del refugio que utilizaba para guardar sus herramientas y con la idea de hacer posteriormente una caballeriza, si es que ella le devolvía a su noble cabalgadura.

Fue una ardua labor que no paró hasta dejarla terminada, bien entrada la noche, encendió todas las lámparas de la cabaña para que la encontrara fácilmente su princesa. Al final se sentó en el balcón para verla llegar.


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