Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Tinas para la princesa

La princesa tiene bellas tinas en su palacio de las cuales disfruta para relajarse, él quiere complacerla así que se puso a construir una primera tina para ella.

Aún no ha empezado a construir su cabaña pero como su idea es poner la tina dentro de la misma, él caballero la construyó a un costado de donde estará finalmente su hogar y el de la princesa en el Bosque encantado.


Disfrutaba de su trabajo cuando la princesa apareció súbitamente acercándose corriendo hacia al caballero para disfrutar del trabajo que él realizó y que bien sabía que era para ella.

Estaba llena, había construido un ducto que tomaba el agua del manantial cercano y contaba con un vertedor de demasías que volvía al manantial, dando una agradable corriente que serviría como fresco masaje al utilizarla.


Ella se despojó de sus ropas y sin más desnudó también a su amado para llevarlo directamente dentro de la tina. Se recostó en su pecho y él la abrazo y sé relajaron así un breve tiempo. El amor que se profesan y el gusto de estar juntos hizo lo demás. Se amaron así como estaban, mantuvieron la misma posición hasta el anocherío para seguirse amando bajo la luz de la luna y la noche salpicada de estrellas.

En algún momento elle dijo: 
-Esta debe estar en la cabaña y agregó y necesitamos una aquí también.

Él solo sonrió pues ya lo había pensado, sucedía a menudo que uno de ellos pensaba en algo y el otro lo decía o lo escribía, siempre compartiendo el mismo sentimiento. Estaban tan compenetrados que se entendían rápidamente.

Ella no lo sabía pero ya había un croquis de la segunda tina, que tiempo después luciría asi:


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