Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Es hora de que te rías...

Es hora de que te rías mi niña hemosa,
que el estómago te duela
de puras carcajadas
¿Hace cuánto que no te pasa?
Qué linda te ves despreocupada,
con esas ganas de agradecer
cada momento en el que te descubres.
Es hora de que te rías mi niña hermosa,
que recuerdes
aquella vez en que el destino
te reinventó y acariciaste
a la luna con un susurro.
Es hora de que te rías mi niña hermosa,
de coquetear con la melodía de la tarde.
Que la ansiedad no te gane la carrera,
que el mal rato no alcance tu calor,
que tanta realidad no te aleje del firmamento, 
que la desesperación no se acueste contigo, 
porque tienes canción y chispa
la impresionante habilidad
de poner poetas a los astros.
Es hora de que te rías mi niña hermosa.

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