Y aquí vamos, dándonos golpes sin ruido. Matando los miedos con escritos, liberando los fantasmas que cargamos en la espalda. Y por más que quisimos ser verdad, nos mentíamos porque sabíamos de qué estábamos hechos. Nos fingíamos victorias parados en una montaña de carcasas y derrotas. Y el amor era morir o matar, o matarlo y morir.
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