Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
Dejemos
Dejemos que el amor declare su santo nombre en cada uno de nuestros tejidos, estratos emocionales y apetencias más escondidas antes de comprometernos por las dos leyes: la tuya y la mía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario