Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

EN LA ETERNIDAD

En la eternidad de un instante, el amor se despliega en la intimidad de dos almas entrelazadas. Como dos notas musicales que se encuentran en perfecta armonía, sus corazones se sincronizan y sus pensamientos se entrelazan.

En la penumbra de la noche, la piel se convierte en el lienzo donde dibujan sus secretos más profundos. Cada caricia es un poema susurrado al oído, cada beso una melodía que se desliza suavemente por sus labios. En ese abrazo íntimo, se desvanecen las barreras del tiempo y se sumergen en un universo paralelo, donde solo existe su amor.

La eternidad se viste de susurros y suspiros, mientras se pierden en el laberinto de sus miradas. En cada encuentro, descubren nuevos matices de pasión y ternura. Como dos almas errantes que por fin se encuentran, se entregan sin reservas, sin miedo a perderse en ese océano de sensaciones.

En su eterna danza de amor, la piel se convierte en testigo mudo de sus encuentros más íntimos. Sus cuerpos se entrelazan en un abrazo que trasciende lo físico, fundiéndose en una comunión de almas sedientas de amor.

Y así, en la eternidad de ese momento, su amor se eleva más allá de las limitaciones del tiempo y del espacio. Porque el amor verdadero no conoce barreras, ni se amedrenta ante la fugacidad de los días. Es eterno, como la luz que brilla en sus ojos cuando se encuentran, como la chispa que enciende sus corazones en cada caricia.

En la eternidad de su amor, encuentran la plenitud y la verdadera intimidad. Unidos en cuerpo y alma, descubren que el amor es el lenguaje universal que trasciende todas las fronteras y nos conecta con lo más profundo de nuestra existencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

🥰

Anónimo dijo...

Eres tan tú! ❤