Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

BAILEMOS

Bailemos, amor, bajo el manto infinito,
donde la noche susurra su canto romántico.
Estrellas tejidas en un cielo sin fin,
nos guían los pasos, nos unen al ritmo.  

La luna nos mira, testigo silente,
mientras el viento acaricia lo ausente.
Bailemos, mi vida, en este instante preciso,
donde lo eterno se vuelve conciso.  

El mundo se apaga, la noche es hogar,
un lienzo romántico para imaginar.
En el infinito, tus ojos me encuentran,
y el alma se pierde en un dulce vibrar.  

Bailemos, mi todo, sin miedo al adiós,
que el tiempo se rinde al latir de los dos.
La noche nos guarda, su abrazo es veraz,
en este romántico, infinito compás.

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