En la distancia que nos separa,
el corazón comienza a añorar,
un eco suave que no se calla,
tu risa, tu voz, tu mirar.
Extrañar es un peso silente,
un nudo que ata la piel al viento,
y en cada rincón de mi mente,
te busco en un vano intento.
Pensar en ti es mi refugio,
un faro en la noche sin fin,
dibujo tu rostro, tu abrazo, tu orgullo,
y el alma se quiebra al partir.
Sentir tu ausencia es un arte,
un lienzo de sombras y luz,
pero en cada latido que parte,
te hallo en mi ser, mi cruz.
Añorar es vivirte de nuevo,
en sueños que no mueren jamás,
y aunque la distancia sea un duelo,
te llevo en mi alma, sin fin, sin faz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario