Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

PERDÓNAME SI TE DIGO QUE TE AMO

Perdóname si te digo que te amo, si las palabras se me escapan como pájaros torpes que no saben dónde posarse. No es que quiera atraparte, no es que busque enredarte en promesas que pesan como cadenas. Es que tu risa tiene un rumor de río que me arrastra, y tus ojos, ay, tus ojos, son farolas en la niebla de mis días grises.

Perdóname si este amor se me sale del pecho, si no sé guardarlo en los bolsillos rotos de mi cautela. No es un amor de grandes gestos, de esos que gritan en las plazas. Es un amor callado, de los que crecen en los bordes, como la hierba que nadie pisa. Te amo en los detalles, en el pliegue de tu voz cuando hablas bajito, en la forma en que tus manos dibujan historias sin darte cuenta.

Perdóname si te lo digo así, a quemarropa, sin manual ni estrategia. Es que el amor no avisa, no pide permiso. Se planta en medio del alma y dice: aquí estoy. Y yo, que no sé de mapas ni de brújulas, solo sé que contigo el mundo parece menos roto. Perdóname, entonces, si te digo que te amo, porque no hay otra manera de ser sincero.

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