Tiene tiempo que te fuiste,
y el aire sigue con tu eco,
un murmullo que se enreda
en las grietas de mi pecho.
La casa guarda tus pasos,
un silencio que camina,
y en la taza que dejaste
aún respira tu rutina.
Te extraño como se extraña
la lluvia en un día seco,
como el verso que se pierde
cuando el alma anda en barbecho.
Tiene tiempo, sí, y parece
que el reloj se quedó quieto,
porque sigues en mis días
como un sol que no está muerto.
Y aunque el mundo sigue andando,
y la vida no se para,
te extraño con la certeza
de quien ama y no repara.
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