El tiempo vuela, susurro silente,
un río que corre, nunca está presente.
Se escapa en la risa, en el sol ardiente,
tejiendo en su paso lo eterno y lo ausente.
Se pierde en la noche, fugaz y violento,
el tiempo no espera, no guarda momento.
En su danza etérea, sin fin ni cimiento,
pinta en el alma su gris fundamento.
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