Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

UN SOLO LATIDO

Te cruzaste en mi vida
y se me olvidó a dónde iba,
como si el camino perdiera
sentido y solo quedara el
milagro de tu presencia

En ese instante sin tiempo,
mi alma se desnudó de certezas,
y el mundo entero se volvió
silencio, un susurro sagrado
que me hablaba de ti.

No era destino ni azar,
era el llamado profundo
que nace cuando dos almas
reconocen su hogar en un
solo latido.

Te cruzaste en mi vida,
y todo cambió de lugar:
El pasado se aligeró,
el futuro, incierto,
y el presente, eterno.

Porque a veces,
perderse es encontrarse,
y olvidar el runbo
es recordar el alma.

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