Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

CANTA CORAZÓN

Otra vez el corazón se vuelve niño, otra vez la sangre se hace música y los ojos descubren colores que no sabían que existían. Canta, corazón mío, que el amor ha regresado como lluvia después de la sequía, como la primera luz del día después de la noche más larga. 

Nos hemos enamorado otra vez, y es como si fuera la primera vez y también la última, como si fuera eterna y también fugaz. El amor llega siempre inesperado, siempre necesario, siempre imposible de explicar con palabras que no sean suspiros, con gestos que no sean caricias, con miradas que no sean promesas.

Canta, corazón, que el mundo se ha vuelto pequeño y grande a la vez: pequeño porque solo cabemos nosotros dos, grande porque nuestro amor lo abarca todo. Las calles se han llenado de música, las flores han aprendido nuevos nombres, las noches se han vuelto cómplices de nuestros secretos.

Otra vez el corazón late con ritmo de vals, con prisa de adolescente, con la sabiduría de quien ha amado antes y sabe que cada amor es único, irrepetible, necesario. Nos hemos enamorado otra vez, y es milagro y es locura, es destino y es elección, es todo lo que somos y todo lo que podríamos llegar a ser.

Canta, corazón, que el amor no envejece, que cada vez que llega es primavera, que cada vez que se va nos deja la esperanza de que regresará. Y ha regresado, vestido con ropas nuevas pero con el mismo rostro eterno, con la misma capacidad de transformarnos, de hacernos mejores, de hacernos más humanos.

Nos hemos enamorado otra vez, y el corazón canta porque sabe que estar vivo es esto: la capacidad infinita de amar, de sorprenderse, de volver a comenzar. Canta, corazón mío, canta alto y claro, que el amor merece toda la música del mundo.

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