Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

SEGUIMOS ELIGIÉNDONOS

Hay algo de milagroso en el acto diario de despertarse y volver a elegir. No hablo del gran amor de las películas, ese que se declara una vez y perdura inmutable como estatua de mármol. Hablo del amor que se renueva en los pequeños gestos: en el café que se prepara para dos aunque uno ya no tome cafeína, en la mano que se extiende para ayudar a bajar del auto después de tantos años, en la paciencia que se tiene con las nuevas arrugas que aparecen como mapas de todo lo vivido.

Nos elegimos cuando ya conocemos los defectos del otro como quien conoce los recovecos de su propia casa. Cuando sabemos que él deja los calcetines tirados y que ella tararea esa canción que nos molesta. Nos elegimos a pesar de todo eso, o tal vez precisamente por eso, porque en esas pequeñas imperfecciones reconocemos algo profundamente humano, algo que nos dice que esta persona que tenemos enfrente es real, tangible, nuestra.

El tiempo pasa y nosotros cambiamos. Yo ya no soy el mismo que se enamoró hace ya varios años, ni tú eres la misma que me robó el primer beso bajo aquel árbol de jacarandas. Somos versiones nuevas de nosotros mismos, actualizadas por la experiencia, pulidas por las pérdidas, enriquecidas por las alegrías compartidas. Y sin embargo, cada mañana nos miramos y decidimos: sí, contigo otra vez. Contigo este nuevo día, contigo esta nueva versión de nosotros.

Hay algo revolucionario en esa elección constante. En un mundo que nos enseña a ser consumidores de experiencias, a cambiar cuando algo se vuelve familiar, a buscar siempre lo nuevo, lo excitante, nosotros elegimos la profundidad sobre la novedad. Elegimos conocer de verdad antes que conocer muchos. Elegimos el jardín que cultivamos juntos sobre los campos floridos que divisamos a lo lejos.

Y así, año tras año, nos vamos convirtiendo en una historia que escribimos a cuatro manos. Una historia hecha de decisiones pequeñas y cotidianas, de veces que pudimos irnos y nos quedamos, de veces que pudimos callarnos y hablamos, de veces que pudimos rendirnos y elegimos seguir intentando. Una historia que no termina nunca porque cada día le agregamos una página nueva, una página que dice: hoy también te elijo, hoy también eleges tú, hoy también somos nosotros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario