No te rompas, no te quiebres, no te desmorones ante lo inevitable de la vida. El dolor, las lágrimas, la tristeza,
la desmoralización; son parte del diario, son conjunto de vivencias que nos toca experimentar y nadie está excento de ello. Cuida de ti, de tu alma, de tu corazón, emociones y sentimientos.
Defiende tu integridad, amor propio y autoestima. Vence a cada enemigo invisible que quiera verte destruido y no permitas que el daño sea mayor. Tu
actitud es la diferencia entre la derrota
y salir airoso de todo. No sé puede ser
siempre fuerte, es cierto. Pero define que tanto tiempo quieres estar sumido en el llanto, para después levantar la cara y decir: por hoy es suficiente, aprendí algo, y ahora toca levantarse y seguir.
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