Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

AMOR Y DECEPCIÓN

En un rincón del corazón, el amor y la decepción entrelazan sus destinos. El amor, como una llama eterna, arde con pasión y promesas. Pero la decepción, como una sombra fría, acecha en los momentos de vulnerabilidad.

El amor no muere, se aferra a la esperanza como un susurro en la noche. Atraviesa tormentas y desafíos, resistiendo como un roble en medio de la tempestad. Pero la decepción, con su veneno sutil, puede minar incluso al amor más fuerte, sembrando dudas y desilusiones.

Aun así, el amor lucha, se reinventa, busca sanar las heridas que la decepción ha causado. Busca entender, perdonar y trascender las barreras impuestas por la desconfianza. El amor es valiente, aunque herido, se alza con la fuerza de mil soles para encontrar la redención.

En el fragor de la batalla, el amor y la decepción danzan un baile eterno, un duelo de fuerzas opuestas. Pero el amor, con su luz inextinguible, nunca muere. No es la muerte lo que lo acecha, sino la oportunidad de renacer, de encontrar la belleza en la fragilidad humana.

Así, el amor no muere, se transforma, se eleva por encima de la decepción, y encuentra su verdadera esencia en la capacidad de perdonar, sanar y amar una vez más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Asi. Exactamente 😘🥰