Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Y que venga la noche

Regálame la risa de tus ojos,  
la tenue luz de tu sonrisa,  
y el milagro de tu nombre  
en mi boca. 

Regálame la humedad de tus besos,  
el tibio manto de tu abrazo, 
y el mar embravecido de tu cuerpo  
 junto al mío. 

Regálame el amanecer de tus pasiones,  
el espejo frágil de tus lluvias,  
y tu inocencia hecha mujer  
con mis caricias. 

Regálame tu amor  
amor  
y que venga la noche…

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