Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Se me antoja

Se me antoja un día encontrarte por la calle, saludarte e invitarte un café para ponernos al día.

Se me antoja una charla larga e intrascendente con el único pretexto de mirar tus ojos y hacerte sonreír, saber que también a ti te ha alegrado nuestro casual e imprevisto encuentro.

Se me antoja entonces, entre risa y risa, hacerte callar con un beso robado, dulce, suave, como solíamos darnos, sentir el sabor de tu boca y la textura suave de tus labios que invitan a besarlos una y otra vez.

Se me antoja mirar tus rostro sorprendido y feliz por ese asalto inesperado, sonrojada, excitada y ver tu mirada pícara, insinuante y retadora.

Se me antoja tomar tu mano y escapar a donde solos tú y yo demos rienda suelta al amor que no se ha perdido y entregarnos nuevamente como siempre, sincera, profunda y totalmente.

Se me antoja que te quedes en mis brazos sonriente y plena tratando en vano de no dormir, pues el cansancio siempre te vence y velar tu sueño hasta el amanecer.

Siempre te me antojas así como siempre se me antoja encontrarte, aunque sepa bien que nunca más cruzarás por mi camino.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario