Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El niño

El niño 
que yo fui 
no ha muerto 
queda 
en el pecho 
toma el corazón 
como suyo 
y navega dentro 
lo oigo cruzar 
mis noches 
o sus viejos 
mares de llanto 
remolcándome 
al sueño. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario