Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Poemas para vencer a la muerte...

No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no duermo.

Soy un millar de vientos que soplan y sostienen las alas de los pájaros.
Soy el destello del diamante sobre la nieve.
Soy el reflejo de la luz sobre el grano maduro
soy la semilla y la lluvia benévola de otoño.

Cuando despiertas en la quietud de la mañana,
soy la mariposa que viene a tu ventana.

Soy la suave brisa repentina que juega con tu pelo.
Soy las estrellas que brillan en la noche.
No estoy ahí, no he muerto. 

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