Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Relatividad del tiempo

Cuando era adolescente comencé a escribir poesía con malos resultados, sin embargo gracias a mi afición por la lectura fui mejorando aunque para mi gusto nunca sustancialmente. 

Pasada mi adolescencia escribía poco y comencé en algún momento hacerlo en prosa, no se realmente cuando pasó pero me gustó. Quienes leían mis escritos decían que no lo hacía mal.

Fue en el 2004 cuando descubrí los blogs, este precisamente fue el primero y me ha acompañado desde entonces con letras propias y en su mayoría ajenas, pero que tienen significado para mi.

Envuelto en la vorágine de la vida diaria dejé de escribir, aunque continué leyendo sin dejar nunca de leer poesía, hasta que por el año del 2011 volví a escribir poco a poco pues tenía en quien inspirarme y además me acompañaba en mis escritos... hasta que un mal día -para mi- decidió  ya no compartir más conmigo, dejándome solo en mi ejercicio de escribir, lo recuerdo bien; abril 2014.

Sin embargo en ese mismo 2014 concretamente en el último trimestre, se convirtió poco a poco en un hábito, escribir como pasión, como catarsis, para liberar el alma de lo que se va cargando con el paso de los días, sin musa, sin tema fijo, con el único interés de dar rienda suelta a mi imaginación, a mi mundo interior y que casi nadie conoce. Desde entonces escribo casi a diario aunque no siempre lo publico, especialmente aquellas cosas que guardo solo para mi, con gran egoísmo.

Así es como he llegado a la relatividad, en algún momento releo algo que escribí y decido publicarlo, el tiempo de este modo me juega bromas pesadas, pues descubro que es relativo; una fecha cuando lo escribí, otra cuando lo releí, otra cuando decidí publicarlo y finalmente otra cuando decido leer lo publicado.

Cada vez que leo lo que he escrito me transporto invariablemente al momento en que lo escribí y recuerdo el contexto en el que escribía, el ambiente que me rodeaba y el sentimiento que me hacía dejar correr la tinta. Por tal motivo el tiempo es relativo para mi, cada vez que leo mis publicaciones lo siento en tiempo presente, sin importar cuanto haya pasado desde que lo hice.

Lo anterior me ha hecho descubrir que soy congruente no solo en lo que siento, pienso y digo, sino también en lo que escribo, no importa la relatividad del tiempo, mi esencia sigue siendo la misma, sólida, honesta, sincera, verdadera, escribiendo simplemente... soy.

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